Capítulo 57 — El mar y un Libro para Virginia
El mar golpeaba con fuerza las rocas en la costa de Birmingham. Arturo, marqués de Northfolk, observaba el horizonte con expresión pensativa, las manos cruzadas detrás de la espalda. A su lado, su inseparable amigo Esteban Neville ajustaba el cuello de su abrigo, poco acostumbrado al clima húmedo y al aire cargado de bruma marina.
— Un hombre en tu posición no debería estar haciendo estas diligencias —comentó Esteban, con su tono habitual entre el reproche y la ironía.
Arturo sonrió apenas, sin apartar la vista del mar.
— Tal vez tengas razón, pero me gusta saber todo lo relacionado con los asuntos de la familia. —Se giró hacia su amigo y añadió—: En esta carga vienen varias cosas muy valiosas para mis padres. Prefiero recibirlas yo mismo.
En el muelle, los estibadores descargaban con esfuerzo una serie de grandes cajones marcados con el sello del condado de Ashbourne. El marqués se acercó para inspeccionarlos con atención. Cada caja estab