Capítulo 34 — Rumbo a Londres
La mañana amaneció con un aire distinto en la residencia Derby. Los criados iban y venían de un lado a otro, cargando baúles, cerrando maletas y asegurando las cajas en los carruajes. El ambiente, aunque ordenado, tenía ese dejo de melancolía que siempre acompaña las despedidas.
Virginia observaba desde la escalera principal cómo los empleados, perfectamente alineados frente a la entrada, esperaban el momento de despedir a sus patrones. Había rostros que ya le eran familiares: la cocinera con las manos aún cubiertas de harina, el jardinero que tantas veces la había saludado al pasar, las doncellas jóvenes que siempre murmuraban con complicidad cuando la veían caminar con el conde por el jardín.
Todo estaba dispuesto para la partida. Los baúles estaban numerados, las mantas dobladas, las ventanas cerradas. Hasta los perros de la casa parecían conscientes de que algo cambiaba ese día.
Amanda y Clara subirían a otro carruaje, mientras que Virginia viajaría j