Capítulo 29 — La última cena

El último día del marqués en la mansión Derby amaneció sereno, con un cielo despejado que parecía presagiar la calma antes de una despedida inevitable. Desde temprano, la servidumbre se dedicó a preparar una cena especial, nada ostentosa, pero cuidadosamente organizada para que todo saliera perfecto. El conde había ordenado que se cocinaran los platillos preferidos de Arturo, y la señora Towel se ocupó de que no faltara ningún detalle en la mesa principal.

Virginia pasó la mañana inquieta, sin poder concentrarse en la lectura ni en sus habituales paseos por la biblioteca. La idea de que esa sería la última velada del marqués en la casa le producía un vacío inexplicable, aunque intentaba convencerse de que no debía darle tanta importancia. Clara, siempre atenta, notó la intranquilidad de su amiga, pero prefirió no mencionarlo.

Al caer la tarde, la cena fue servida en el salón más íntimo de la residencia, adornado con candelabros de plata y ramos frescos de