Capítulo 15 – La rutina en Derby
Las mañanas en la casa de campo del conde en Derby comenzaban siempre con el mismo ritual: Amanda entraba en la habitación sin hacer ruido, abría las cortinas con un movimiento ligero y dejaba que la luz del amanecer bañara las paredes. El aire fresco del campo invadía la estancia y traía consigo el olor de la hierba mojada, del estiércol en los establos y del humo lejano de la chimenea de la cocina.
—Buenos días, señorita Virginia —decía Amanda con su dulzura habitual, mientras extendía el vestido del día sobre una silla cercana—. El desayuno estará servido en menos de una hora.
Virginia, aún adormecida, se incorporaba lentamente. No había terminado de acostumbrarse a esa rutina tan marcada. Amanda le ayudaba a vestirse con capas interminables de ropa y corsés que parecían diseñados para recordarle, a cada respiración, que ese no era su mundo. Luego bajaban al comedor, donde siempre encontraba al conde ya instalado, leyendo algún periódico o conversan