Lana
Las cosas en mi vida habían cambiado, no podría decir que a mejor, pero tampoco estaba mal. No sentía ese vacío en el pecho, ya no lloraba en las noches, pero el dolor seguía ahí guardado.
Lo soportaba, sonreía y seguía con mi vida.
El primer día que me fui del reino fui directo con los hombres lobos que desertan; había un grupo encargado de buscarte una nueva vida. Ellos lo habían hecho, me trajeron a Rusia pero no sabía que el destino iba a hacer que Izel y Julian también vinieran aquí.
Lo que ella me había contado es que nadie en el reino la recuerda o eso parece, porque yo sí podía. ¿Cómo? No lo sé, solo lo hago y lo agradezco porque con ella es mi vida está mejor, es como esa madre y hermana que perdí. Julián es otro cuento, me ayuda en mis travesuras y me apoya sobre todas las cosas. Una figura paternal perfecta.
Agradezco a la Diosa Luna por haberlos enviado, pero también le pido que ellos encuentren su camino feliz. Por