Lana

Sentir que el corazón iba a salirse de mi pecho era un sentimiento corto para este momento. Mis manos estaban temblando mientras miraba a el chico de ojos miel mirarme con desaprobación.

–Vamos, no quiero estar aquí– le pido a Julián por lo bajo; Isaac intenta acercarse a paso rápido, Cora lo detiene mientras mi mente divaga una y otra vez en todos sus rechazos. Una marca no cambiaría el destino que yo escogí.

–Lana– la pelinegra habló mirándome con felicidad, la mire confundida ¿Cómo habían llegado aquí? ¿Saben de nosotros? Era lo primero que pasó por mi mente; quisiera sentir la misma alegría que ella. Al contrario solo sentía un profundo miedo apoderarse de mí cuerpo.

–Yo no…

–Puede que tú aspecto haya cambiado,borro sigues teniendo la misma aura– intentó acercarse, por inercia me alejé refugiandome detrás de Julián.

–Vámonos– volví a insistir.

–Deberíamos movernos, empieza a llegar más gente– comentó Ivar.

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