Abrí los ojos encontrándome en la fría noche del bosque, me levanté inquieta preguntándome una y otra vez como llegué a este lugar. Mis preguntas acabaron cuando mire sus ojos color miel brillan bajo la luz de la luna. Lleva una capa negra, el cabello despeinado, y una sonrisa que siempre logra hacer que mi corazón se detenga un segundo.

Me acerco sin pensarlo, como si mis pies recordarán el camino antes que yo.

—Te dije que volvería por ti —susurra él, tomándome de la mano.

Su piel arde, pero no quema.

Su toque me hace sentir viva, como si el mundo entero se encendiera solo para nosotros.

—No deberías estar aquí —murmuro asustada recordando las palabras de Vicent.

Pero mis palabras no importaron; Aziel solo se acercó tomando mis labios, sus manos fueron a mi cintura mientras yo sentía mi corazón latir a mil por segundo.

–¡Llamas!– grito proveniente detrás de mí me hizo desestabilizar. Gire mirando todo el lugar volverse fueg