Sophia

El viaje de regreso fue agobiante porque intentaba controlar mi rabia.

Agarraba el volante con fuerza y apretaba la mandíbula recordando cada instante de mi encuentro con Lumina en el supermercado.

Esa sonrisa arrogante que me lanzó, la forma en que desestimó mis intentos de alterarla y la confianza casual en su voz cuando pronunció aquellas palabras que aún me helaban el alma:

—Puedes tener la relación que quieras con mi esposo.

Fue como si me concediera permiso para salir con su marido, como si tuviera algún poder real en la situación.

Riley hablaba alegremente en el asiento trasero, ajeno a la ira que crecía dentro de mí. Estaba entusiasmado por haber conocido a la madre de Ollie, mencionó lo amable que le parecía y lo emocionado que estaba porque quizá estaría en la misma clase que el hijo del Alfa.

Cada palabra me atravesó como un puñal que se retorcía para herirme más. Hasta a Riley le gustaba.

—Parecía muy simpática, mamá —siguió diciendo con entusiasmo e inocencia.

—¡Y d