Lumina

—¿Quieres que me quede callada mientras mi esposo tiene una aventura? ¿Que sonría y asienta mientras él juega a la familia feliz con otra mujer? ¿Que finja que todo está bien mientras me relegan al papel de esposa de conveniencia? ¿El trofeo de la casa? ¿Es eso a lo que me están reduciendo? —exclamé.

—Estás siendo dramática.

—¡Estoy siendo honesta! —le respondí, gritándole por primera vez en mi vida—. Por una vez, soy completamente honesta sobre lo que me estás pidiendo. ¿Sabes qué? Prefiero divorciarme, que tenga su final feliz con Sophia, que estén juntos sin ocultarlo, que al menos tengan la decencia de decirle a todos que me engañó, pero que fue por amor.

La bofetada fue tan rápida que apenas la vi venir. Silvia me dio una palmada tan fuerte que resonó por todo el estudio.

—El divorcio no es una opción —bufó, con el rostro torcido por la furia, señalándome mientras escupía las siguientes palabras—. No vas a deshonrar a esta familia con tu egoísmo.

—¡Silvia! —Samuel se movió