Tentar al lobo

Podía afirmar que amaba a Layan. Era su compañero y todo, pero en esos momentos Priscila deseaba realmente meterse en su mente, sacarlo y decirle las cosas que él necesitaba escuchar. Porque Priscila había tenido sexo, pero apenas eran recuerdos difusos en su mente. Demonios, como deseaba tener experiencia, sobre todo con un lobo tan grande al que tenía que llevar a un orgasmo tan brutal que olvidara hasta su nombre.

Por suerte, después de romperse las neuronas notó que el cuerpo masculino estaba bastante sensible. Por lo visto la parte salvaje de Layan era la que se había llevado la mayor parte de lo sensitivo. Eso era bueno. Quizás no se tendría que esforzar tanto porque eso que ya latía debajo de ella definitivamente había sido rápido.

Enrollo sus brazos alrededor del cuello de Layan y sus labios rozaron su mejilla.

-Sé bueno- le dijo con voz sensual y soltando u

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