Sentada en el banco de siempre, en la única plaza del pueblo, mirando la pequeña fuente, Nina pensaba y pensaba
Y el ciclo de pensamientos que se desataba en su interior, aunque era bastante simple, se le estaba haciendo interminable e iba más o menos así: Magnolia – Salvador – Sexo - Magnolia
Comenzaba pensando en la concentración de Magnolia cuando pintaba, y una sonrisa se formaba en sus labios
La niña se concentraba tanto, que hasta parecía capaz de sudar con tan solo sostener el pincel a un centímetro del lienzo. A Nina le encantaba la compostura en su mirada, como si en lugar de pintar, curara la herida de algún paciente
Pensando en eso, pasaba a Salvador limpiando su herida días atrás, y Nina fruncía el entrecejo
Esos dos tenían la misma mirada
No lo habría notado antes porque él nunca la miró con tanto cuidado mientras estuvieron casados, pero después de eso no podía negar que Magnolia había heredado eso de él
Reflexionando sobre las expresiones que conocía de Salvador, disti