Entre el suave viento que parecía susurrar secretos.
Donde solamente éramos él y yo.
Bajo el leve secreto de unas estrellas.
Me permití besarlo.
Me olvidé por unos momentos de que era Brian, mi insoportable jefe. Su beso fue lento, posesivo, cariñoso, y tras esto fue evolucionando. Era posesivo, pasional, era mío. Su lengua jugueteaba con la mía de una manera imposible de ignorar. Su beso se tornó en ese placer culposo donde solo éramos nosotros.
El mundo afuera parecía haberse detenido. Ni la altura, ni el vértigo, ni el metal crujiente de la cápsula existían. Solo su boca, su lengua, su respiración. Solo nosotros.
Su lengua no pedía, exigía mi sumisión, y por primera vez me rendí sin protestar.
Sus manos firmes sujetaron mi cabeza, y con un leve giro me atrajo más.
El roce de sus pulgares detrás de mis orejas me erizó la espalda, como si me desarmara con solo un toque.
Mi corazón palpitaba con una velocidad impresionante, como un tambor. Mis piernas temblaban. Y por primera vez en m