Juan Pablo observa desde la distancia, alejado de la funeraria, el ataúd que aún no se ha dignado en ver. Priscila está a su lado, y le confirmó que Esmeralda llegó y se fue de una vez. No le interesa esa mujer; Lizardo se encargará de lo que le corresponde por el divorcio y los acuerdos previos durante el matrimonio. En un par de horas enterrarán a Camilo. Su madre sigue sin despertar en el hospital, y Priscila, en silencio sigue llorando a su lado.

—¿Lo viste? —Priscila menciona tras un largo suspiro—. A Ismael…

Juan Pablo se tensa con el nombre de su hermano. En estos instantes lo último que quiere es pensar en Ismael, no en estas horas. Luego del entierro de Camilo, esto terminará. Ismael no podrá ocultar más su cara, por más que la vida no vuelva a ser igual. Los Villarreal no volverán a ser los mismos. Juan Pablo niega a su hermana. Ignora si Ismael está aquí o no, no le interesa tampoco. Silvestre está más lejos junto a su hermana. Marisol y Sarahí están juntas.

—No lo vol