76. Manipulable
—¿Todo bien, Gladys?
Gladys deja caer un poco del café de su vaso, parpadean medio asustada porque no pensó que Tatiana vendría hoy aquí a la oficina. Cuando salieron al bufet de abogados le dijo que iría a una reunión temprano.
—¡Dios! Me asustaste, Tatiana —se ríe con nerviosismo—. Pero sí. Estoy bien, gracias. ¿No estabas en una reunión?
—Tuve que cancelarla —Tatiana se quita el abrigo—. Ahora, querida, que te veo —parece suspirar y se acerca a ella con una sonrisa—, quiero hablar contigo. ¿Estás bien, Gladys?
—¡Claro! ¡Claro que estoy bien! ¿Po qué no lo haría? Estoy muy bien —Gladys se echa a reír con nerviosismo—. ¿Por qué lo preguntas? ¿Quiere el café amargo o dulce?
—Porque no sé si ahora que Germán te pidió matrimonio las cosas cambien. Estuviste con Juan Pablo en Ibagué —Tatiana opina, y con un poco de coraje Gladys se da cuenta de que está hablando—. Y lo que sucedió con tu hija…
—Estoy bien, Tatiana. Un poco…—hace un gesto con la mano señalando su cabeza—, ansiosa p