CAPÍTULO 43
DANIELA
Intento levantarme, pero me detiene. Lo miro. En sus ojos hay una súplica: que me quede a su lado.
—Suéltame —digo con frialdad, tratando de sonar firme.
—Danielita —me toma de ambas mejillas para que lo vea a los ojos—. No me alejes de ti. Acabamos de vivir lo más hermoso, te había extrañado como no tienes idea. Te amo, y sé que tú también.
Quito sus manos de mi rostro.
—Vete. Fue un error, no volverá a pasar. Ando algo tomada.
Me sonríe, esa sonrisa que derrite y confunde.
—No culpes al alcohol, no estás tan tomada. Te conozco más de lo que imaginas.
Su cercanía me pone mal. Me retiro antes de que intente besarme otra vez.
—Ya vete, sal de mi cama. Esto que pasó fue un arrebato, tenía ganas y tú estabas aquí… —intento decirlo, pero mi voz se quiebra y no puedo continuar.
Me vuelve a tomar de las mejillas.
—Mírame y dime que lo que acabas de decir es cierto, dímelo —su voz es intensa, mi respiración se acelera. Lo que acabo de decir es mentira. Lo amo con locura. Q