CAPÍTULO 42
DANIELA
Termino de alistarme y salgo de mi habitación. Escucho voces en la cochera; al salir, nuestras miradas se encuentran. Él me recorre de arriba abajo, escaneando cada rincón de mi cuerpo. Su mirada me intimida y, al mismo tiempo, me estremezco, pero actúo como si nada me provocara. Cuando nuestros ojos vuelven a encontrarse, le respondo con una fría mirada.
—Hola, Dani —me saludan sus primos y Mateo.
—Hola —respondo.
Abro el cancel.
—Cloti, métete —le grito, y la perrita corre hacia adentro.
Me subo a la camioneta y le pido a Iker que cierre el cancel. Se levanta de su asiento y, cuando salgo, lo cierra tras de mí.
Llego con los amigos. Nos saludamos con un beso en la mejilla.
—Qué bella, amiga —me dice Virginia. Río.
—Gracias, tú no te quedas atrás.
Ambas reímos con picardía.
—¿Qué onda? Ya llegué —escuchamos a Joshua. Todos reímos.
Lo saludo con un beso en la mejilla.
—¿Cómo estás? —me pregunta.
—Bien, ¿y tú qué me cuentas?
—Nada nuevo, todo igual.
Nos esbozamos una