Capítulo 33: Camila se fue.
La puerta de la mansión Valdivia se abrió de golpe, como si un huracán hubiese atravesado la calma mañanera del caserón. Don Sebastián Valdivia entró arrastrando a su hija menor por el brazo como si se tratase de una muñeca rota. Su rostro, endurecido por la furia, era una máscara de desprecio y frustración. Camila apenas tuvo tiempo de aferrarse al marco antes de que su cuerpo se estrellara contra el suelo.
— ¡Levántate, maldita inútil! — rugió él con una voz cavernosa, que retumbó en los ventanales.
Camila trató de incorporarse, pero apenas alzó el torso cuando su padre la tomó por el cabello y la alzó brutalmente.
— ¡¿Qué carajo crees que estás haciendo con tu vida, eh?! ¡¿Te crees graciosa, armando escándalos delante de todos?! — espetó, arrastrándola hacia el sofá.
— ¡Papá, por favor...! — gimió ella, llorando — ¡Me estás lastimando!
— ¡Cállate! ¡No me llames papá! ¡Un verdadero Valdivia no cría basura como tú!
La lanzó contra el sofá de cuero oscuro. Camila se retorció, abrazánd