Capítulo 19: No me importan tus lágrimas.
Chocaron las copas con un leve tintineo. Desde su mesa, Alexander observaba todo. Cada risa, cada mirada, cada mínimo gesto entre ellos. El vino. La conversación fluida. El modo en que ella apoyaba la barbilla en una mano mientras escuchaba a Sebastian con atención genuina.
La Camila frente a él seguía hablando, pero sus palabras eran un zumbido lejano.
— ...y entonces pensé que podríamos reabrir la sede de Milán, ¿no crees? Mi padre aún tiene contactos… y yo, podría finalmente convertirme en la señora Dereveux y acompañarte en tus futuros proyectos…
Alexander ya no la escuchaba.
Solo la veía a ella.
A Elena.
Y entonces, sintió la punzada más aguda en el pecho cuando Sebastian se inclinó hacia ella y le susurró algo que la hizo reír.
Elena, riendo. Esa risa que él no había escuchado ni una sola vez en años.
Fue entonces cuando, con impulso más que convicción, Alexander tomó la mano de Camila y la besó, justo en el instante en que Elena giró el rostro y lo miró.
Elena sostuvo su expres