Inicio / Romance / Reconquistando tu amor / Los mejores amigos que puedo tener
Los mejores amigos que puedo tener

—Dana—

—Realmente pareces uno de esos lápiz corrector, ¿cómo es que se llaman? ¿Liquid paper?

—Idiota, cállate. Me veo hermosa con puntito dentro de mí.

Estamos con Newtt y Antonio preparándonos para la celebración de su unión, era la madrina y testigo de estos dos idiotas que habían salido del closet para protegerme. El otro testigo, llegaría en unos minutos y el hermetismo de esos dos me tenía sin uñas, porque no habían querido decirme quién era.

—También creo que te ves hermosa con esa pancita.—pero esa voz conocida, me saca de mis dudas.

—¿Jex?

—Hola mi pequeña sombra.

—Shadowcita, bonito. Shadowcita.

—Jajaja, hola a ti también Van Pelt… Antonio...

—Jex, gracias por venir, amigo.

—¡Dios los cría y el diablo los junta! Ey, Dana, Shadowcita ¿qué te pasa?— me había quedado muda, ver a Jex, después de todo este tiempo me sacó de mi zona de confort, el trabaja con Alma y ¿Si ella está acá? ¿Qué pasará si me ven así?

—¿Dana?... ¡Dana María del perpetuo Socorro, reacciona!

—Ahhh…— me puse a llorar como María Magdalena, es que ahora si que se iba a destapar la olla y debería contarle la verdad a todos.

—Danita, cielo, por favor dime ¿qué te pasa?— me remueve mi estrellita multicolor…

—Jex, lo siento tanto por no haberte contado, pero por favor, te lo ruego no le digas a nadie.

—Mira, mi querida amiga y hermana. Por algo has resguardado este secreto. Si no nos contaste a Alma y a mí, tus mejores amigos, tus motivos tendrás, pero de algo estoy seguro, en algún momento deberás hacerlo. Alma ha estado mal de salud y por eso no ha querido molestarte, pero ella…

—¿Qué pasa con ASS?

—Antes que te pueda contar todo, deberás estar tranquila, ella también te ha ocultado cosas, después de su última conversación, pero creo que también debes saberlas, al igual que espero le digas sobre nuestro sobrino o sobrina.

—Es sobrino.

—Aww. Se ven tan lindos ustedes dos, pero ¿será posible que se preocupen por nosotros?

—Ay amor, dales un poco de relajo, mi querido amigo Jex aún no sale de la impresión.

—Tienen razón ambos, pero vamos que hay una unión que realizar.

La pequeña ceremonia dio comienzo, ambos se veían preciosos en sus trajes a juego, estábamos quiénes más los apreciábamos, salvo Alma. Yo lloraba como María Magdalena y Jex me consolaba pasándome los Kleenex y sobando mi espalda. Cuando dieron el sí y el juez de paz los declaró legalmente cónyuges, mi corazón explotó de felicidad que casi no aguanté mientras se daban su primer beso y me abalancé hacia ellos. Todos se rieron de mi exabrupto, pero nadie se quejó.

Después, nos dirigimos al pequeño salón acondicionado para la recepción, ahí dejé que los periodistas entraran, coordinamos con varios portales, tanto de España como de Estados Unidos la primicia, pero yo no quise salir en las fotografías, necesitaba hablar con Jex para que mantuviera mi secreto…

—Ahora sí, debemos hablar.

—Me parece, ven. Sentémonos en esa mesa.

Le hice caso a Jex y nos ubicamos en una mesita cerca del balcón. Estaba nerviosa y creo que él también, ninguno de los dos hablaba y yo ya tenía hecho girones la servilleta.

—Parte tú…—dijimos al unísono lo que nos sacó una sonrisa.

—¿Por qué no me lo contaste?

—Tenía miedo y vergüenza…— respondí mirando mis manos.

—Pero somos familia, Dana. ¿No crees que querría estar para ti en todo este tiempo?

—No lo sé, estaba y aún estoy confundida y complicada por esta situación y la distancia no hacía muy bueno el salir de este predicamento.

—¿Por eso te has negado a hablar con Alma?

—Bueno… no, pero sí. Es complicado, Jex.

—Ella ha estado muy preocupada por ti y por eso no quiso importunarte con lo que le pasó hace algunos meses.

—¿Qué le pasó? ¿Están bien las gemelas? ¿Qué hizo Enzo?

—Dana, si sigues así no sé si será bueno que te cuente…

—Vamos, Jex. Ahora no puedes callarte.

—Ay mi pequeña, Alma estuvo muy mal de salud y perdió a su bebé.

—¿Qué?— sentí un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo, ¿mi amiga había perdido a su bebé? ¿Había estado embarazada y por mi necedad no lo sabía?—, pero ¿cómo? ¡Dime Jex!

Para ese momento mis lágrimas brotaban a borbotones por mis ojos, Jex me contó lo que le pasó a Alma y sentía que mi corazón se partía en mil pedazos. Yo la muy estúpida le había negado las llamadas, después que me dijo que Thomas quería saber de mi y ella me necesita, diablos ¿qué amiga era yo entonces?

Jex tomó mi mano y comenzó a consolarme, me dijo que entendía por lo que estaba pasando, pero que lo que no entendía era el por qué de mi decisión de alejarme de ellos. Ahí tuve que decirle la verdad y que mi bebé era producto de esa noche, en la boda de Alma y Enzo y todo lo que había sucedido con Thomas y de como me trató. Jex reaccionó mal y me dijo que lo mataría a su regreso, que iría a esa maldita clínica de rehabilitación y le daría tres balazos en mi nombre. Me reí con sus locuras, pero ¿Qué era lo que estaba diciendo? ¿Thomas seguía internado? ¿De qué me había perdido en todo este tiempo? Cuando voy a empezar a preguntarle por el padre de mi hijo, un fuerte dolor en mi espalda baja comenzó a quitarme el aliento. No… no… esto no podía estar sucediendo…

—Ahh…

—¿Dana?

—Busca a la doctora Jiménez, es la que está de traje azul— dije jadeando, el dolor se intensificaba y yo temía por mi puntito.

—Doctora Jiménez— le escuché gritar, mientras me tomaba la mano.

—¿Qué ha pasado?

—Lo siento doctora, esto es mi culpa…

Tenía a todos agolpados alrededor de nosotros y sentía que el aire me faltaba.

—Dana, mírame cariño… llegó el momento.

—¡Puntito!— Exclamó Newtt y en medio de todo el griterío Jex me tomó en sus brazos para salir del lugar y llevarme al hospital.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP