En el hospital
El aire en la sala de espera era sofocante, cargado de ansiedad y miedo.
Eugenio caminaba de un lado a otro sin descanso, pasándose la mano por el cabello una y otra vez.
Sus pasos resonaban en el suelo como un metrónomo frenético, marcando el ritmo de su angustia.
—Dios… —murmuró entre dientes, cerrando los ojos con fuerza—. Mia, por favor…
No podía perderla. No otra vez.
El recuerdo de haberla dejado ir en el pasado aún lo atormentaba, y ahora la idea de que algo pudiera estar mal con ella lo destrozaba. Sus manos temblaban, su respiración era errática.
—¡Por qué tardan tanto! —explotó, golpeando la pared con el puño.
Paz intentó calmarlo, pero antes de que pudiera decir algo, la puerta se abrió de golpe.
Un médico apareció con rostro serio.
—¿Son familiares de Mia Eastwood?
Eugenio sintió cómo el corazón se le detenía un segundo.
—Sí… sí, yo soy su esposo —dijo casi sin aire.
—¿Qué le pasa a mi hija? —intervino Terrance con urgencia.
El doctor suspiró, dándoles un mom