LEONOR
El momento en que oí los rumores, la sangre se me heló.
Jordán se estaba preparando para la guerra.
No cualquier guerra: una purga. La noticia se propagó como un incendio entre las manadas: el Alfa de la Luna Roja reunía a todos los guerreros de su confianza, cerraba las fronteras y sacaría a los traidores de sus escondites. Por primera vez en años, hasta los ancianos guardaban silencio por el miedo. Jordán siempre había sido implacable, pero esto… esto era distinto.
Era personal.
Me senté en mi cámara, los dedos temblando mientras servía vino en una copa de cristal. El sonido del líquido al chocar era lo único que llenaba el silencio asfixiante. Rebeca estaba frente a mí, sus rizos rubios cayendo sueltos sobre el hombro, el rostro pálido y tenso por la preocupación.
Cloe se apoyó en la ventana, con los brazos cruzados y una mueca burlona pegada al rostro. Parecía demasiado tranquila para alguien que podría ser atrapada y ejecutada si la verdad salía a la luz.
—Así que