—De nuevo tengo que agradecerte, Nicolás. No pensé que te arriesgarías de esa forma para desmentir lo que se dice de mí en Internet —sonrió Helena, caminando hacia su mesa junto a Nicolás.
—Eso era parte del contrato, mostrarte ante el mundo como mi pareja, y eso implicaba defender falsos rumores sobre ti —Le guiñó el ojo, con una mano en el bolsillo.
Helena sonrió. La gente por fin se daría cuenta de la verdad, ella no estaba loca, y mucho menos padecía de alguna enfermedad.
Sintió un alivio en su corazón.
—Ahora tienes que estar preparada, porque aparecerás en las noticias como mi novia, y todo el mundo hablará al respecto —añadió el pelinegro.
—Eso es lo de menos. Después de todo, es parte de nuestro plan, ¿no? —rio.
—Exactamente.
Fueron interrumpidos por Gabriel, quien no dudó en agarrar el brazo de Helena y alejarla de Nicolás. Fue repentino, a ella no le dio tiempo de reaccionar para zafarse de su agarre.
—¡Dame cinco minutos! —Le exigió a su hermano menor.
Helena se so