Gabriel estaba besando apasionadamente a Diana, su prometida. Ambos estaban en la oficina, disfrutando de su tiempo de calidad juntos.
—Cariño, ¿ya sabes qué colección vamos a presentar en la gala de Alonso? —cuestionó, entre sus labios.
Diana sonrió y se alejó un poco. Gabriel no tenía idea de que todos los diseños que ella poseía eran de Helena… Diseños viejos, nuevos, e ideas que dejó a la mitad.
Como no eran muchos, su prioridad era presentar la menor cantidad posible en cada ocasión.
—No podemos dejar que Nicolás nos pisotee otra vez. Estamos por encima de él después de tanto tiempo, y todo gracias a ti —Le acarició la mejilla—. Seguramente mi hermano ya consiguió otro diseñador.
Diana lo jaló de la corbata de forma coqueta y se mordió el labio inferior.
—Olvidé mencionarte que no será una colección…
—¿No? —Frunció el ceño.
Negó.
—Un sólo diseño bastará para pisotear a nuestro rival. Estoy segura —dictaminó, confiaba en el talento de Helena.
No sólo eso, Diana siempre l