Maikol llegó unos minutos tarde a la oficina y se detuvo al ver a Helena dibujando en su escritorio.
—Helena, ¿es verdad que vas a crear otra colección antes de tomar tu descanso? —preguntó, sentándose frente a ella.
Helena alzó la mirada y parpadeó.
—Hola, Maikol. También es un gusto verte —bromeó, riendo.
—Lo siento, sólo venía pensando en eso…
—Es verdad. Haré otra colección, aunque será lanzada después de la boda —comentó, jugando con el lápiz—. ¿Por qué? ¿Me vas a extrañar? ¿No quieres que me vaya?
—¿Para quién voy a trabajar cuando no estés? —bufó, apoyando los codos sobre la mesa—. Sé que la maternidad será fuerte y posiblemente te ausentes varios meses.
—No te preocupes —le regaló una sonrisa—. Nicolás te seguirá dando trabajo y cuando yo regrese, volverás a ser mi asistente. ¿Pensabas que te iban a echar?
—Bueno, un poco —dijo, rascándose la nuca—. He trabajado durante todo este tiempo para ti. No sabré qué hacer cuando tomes vacaciones.
—Estarás bien, Maikol —rio—. Ad