—Mira quiénes están allá… —susurró Karen, con discreción—. Todavía no puedo creer que Nicolás los haya invitado.
Helena volteó, casi por instinto, y sus ojos se detuvieron en la imagen que no quería ver esa noche: Diana y Gabriel, juntos, cerca de la mesa de comida. Él sostenía un vaso, ella estaba agarrada de su mano, como si el gesto fuera más por costumbre.
Por un segundo, Helena sintió que el aire se volvía más denso. Se ponía de mal humor al verles la cara.
Gabriel la miró, apenas un instante, y luego desvió la vista.
Ella inhaló hondo.
—Prefiero no tener que hablar con ellos durante esta noche —habló, con toda la sinceridad del mundo—. No me interesan.
—Bueno, cambiando de tema, ¿Alguien ha visto a Kaito? Llevo rato esperando verlo —murmuró Maikol, buscándolo con la mirada—. Creí que estaría presente.
—Lo vi hace rato en el baño —informó Paul—. Seguramente está hablando con otros CEOS como es de costumbre. Ellos tienen que saludar por cortesía.
—Supongo que es eso.
—No