REY DE OROS. CAPÍTULO 72. La mejor apuesta
REY DE OROS. CAPÍTULO 72. La mejor apuesta
Dos años después
El rugido de los motores llenaba el aire como un trueno contenido. En los pits, el olor a gasolina, caucho y adrenalina era casi embriagante. Costanza se ajustaba el casco con una mezcla de nervios y emoción. Su primer campeonato mundial de MotoGP no era un simple sueño hecho realidad: era el resultado de años de trabajo, sudor, cicatrices y un amor que la había empujado a creer que nada era imposible.
—Vamos, chica, tú puedes —le decía Lorenzo, dándole una palmada en el hombro con una sonrisa orgullosa.
—Esa moto ronronea como un gato feliz, solo necesita que la domes —añadió Frank, guiñándole un ojo mientras revisaba la presión de los neumáticos.
Ella sonrió bajo el casco. Le temblaban las manos, pero no de miedo. Era pura energía contenida, la misma que la hacía vibrar antes de cada carrera.
En ese momento apareció Alaric, vestido con una chaqueta negra y unas gafas oscuras que no lograban ocultar la intensidad de su mira