REY DE OROS. CAPÍTULO 66. Muy tarde para tratos
REY DE OROS. CAPÍTULO 66. Muy tarde para tratos
La lluvia había cesado, pero el aire seguía cargado, espeso, como si aún oliera a tormenta. Alaric conducía en silencio, con el rostro iluminado intermitentemente por las luces de los postes, y en su cajuela Stefan seguía aturdido, con la cara hinchada y un brazo torcido. Cada bache hacía que soltara un quejido ahogado, pero Alaric ni se inmutaba. Su mirada iba fija al frente, y apretaba el volante con tanta fuerza que los nudillos se le habían puesto blancos.
—Ese cabrón no tiene idea de la suerte que tiene —murmuró Cedric desde el asiento del copiloto—. Otro en tu lugar lo habría dejado colgado de un puente.
Alaric giró la cabeza lentamente hacia él, con voz baja pero tan cortante que se podía sentir el filo.
—No es que no tenga ganas, pero luego tendría que explicarle a mi loca por qué no me voy a ir al mismo sitio que ella cuando me muera, y esa es una conversación que no quiero tener.
Cedric sonrió para sí mismo, porque era obvio qu