REY DE CORAZONES. CAPÍTULO 62. Shirahime
REY DE CORAZONES. CAPÍTULO 62. Shirahime
Cally corría por el barro como si el bosque entero quisiera tragársela. Respiraba agitadamente, con la garganta ardiéndole y los pies resbalando cada dos pasos, pero no se detenía. El barro salpicaba, pesado y frío, pegándose a sus piernas. La luna llena iluminaba apenas los senderos torcidos, y el silencio del bosque era tan profundo que sus pies descalzos se perdían en él.
Sabía que él venía detrás, y en realidad… era justo lo que quería.
Weeland era un hombre furioso, y un hombre furioso siempre cometía errores. Ella había huido en línea recta porque sabía que él podría seguirla fácilmente. No se trataba de despistarlo, sino de llevarlo. Conducirlo como a un animal salvaje que se le acorrala aun cuando erradamente cree que es el cazador.
Después de casi veinte minutos de carrera, Cally llegó a un pequeño arroyo. El agua corría helada, como una cuchilla líquida, y aun así ella se metió hasta las rodillas sin dudarlo. El frío le robó un jadeo,