CAPÍTULO 30. Mariposas muertas y reinas destronadas
CAPÍTULO 30. Mariposas muertas y reinas destronadas
Raven estaba hasta el tope de champaña, pero ese era precisamente el problema con la champaña, que era tan ligera que invitaba a una confianza falsa ¡muy falsa! Así que después de un par de botellas Raven no tenía idea de que le iba a pegar de golpe y con mucha fuerza.
Sintió aquellos brazos a su alrededor, aquellos labios que de repente se encontraron con los suyos y se echó atrás con un gesto instintivo, frunciendo el ceño y haciendo una mueca de asco al darse cuenta de quién era.
—¡Agggh! ¿Qué quieres, Ulises? —preguntó Raven con la voz pastosa, pero no se movió de su sitio porque para eso ya se estaba moviendo el suelo.
—Te amo —le respondió Ulises, tirando de ella susurrándole cerca del oído—. Sabes que te amo, soporté que te casaras con mi tío, pero no puedo soportar que esta noche… que tu primera noche… sea con él. Tú solo puedes ser mía, Raven, ¡solo mía!
Ella no contestó, solo lo miró como si no entendiera una palabra… porqu