Ino estaba feliz por Koizumi, pero no podía evitar sentir miedo. ¿Y si todo era una broma cruel? ¿Y si lastimaban a su amiga?

—Bien… llegó la hora.

Mientras caminaban hacia la salida de la escuela, Koizumi murmuró:

—Tengo miedo… ¿qué debería responder?

—¿Lo conoces? —dijo Ino.

—Claro que no. Por lo que sé, es alguien del curso 3-C.

(Nota: Ino estaba en 3-A y Koizumi en 3-B.)

—Pero al menos lo viste, ¿no? Dime, ¿qué te pareció? ¿Es de tu agrado?

Koizumi, nerviosa, respondió:

—No estaba tan mal… pero no sé si es una buena persona.

Ella se guiaba por una regla que había aprendido mientras comía un platillo de aspecto horrible pero sabor sorprendente:

A veces las apariencias engañan. Lo que importa es el interior, no el exterior.

—Entonces puedes decirle que necesitas más tiempo… o empezar como amigos.

—Pero… ¿y si le doy falsas esperanzas?

Antes de que pudieran seguir hablando, notaron una multitud reunida en la salida.

—¡Oigan, quítense del camino de una buena vez! —gritó alguien.

Al ver