LA HABITACIÓN DEL REY.
A pesar de que el Emir literalmente los había corrido, todos se sentaron en silencio en la mesa, mientras la cena era servida, entre tanto Zahida observó a Laya con su bebé, y le sonrió para levantar el rostro hacia el Emir.
—Quiero hacerte una petición… —Susurró de forma baja a Hakim, pero en el momento otra persona, ingresó al comedor.
Era esa mujer, la primera persona que vio cuando vino a este cuerpo, y que tenía su mano tomada cuando ella había tenido al bebé.
Sus ojos se achicaron, y Laya se pegó a ella para decir.
—La madre de Rania… Hadara.
Y Zahida lo entendió todo.
—Lamento la demora… —la mujer dijo sentándose muy cerca de Yassira, y Zahida sonrió hacia ella de manera forzosa, y luego, sintió cómo su mano era entrelazada por el Emir.
Cosa que la tomó desprevenida en su totalidad. Sus ojos bajaron a esa mano grande que cubría toda la de ella, y a esa sensación que sacudía su cuerpo entero volvía a hacer que su mente quedara en blanco.
—¿Decías?