REINA DE HIELO. CAPÍTULO 78. Una despedida

Viktor no responde de inmediato. Se pasa una mano por la cara, como si necesitara despejarse, pero al final una sonrisa un poco triste aflora a su rostro, como si no pudiera creer que tuviera que repetirlo tanto.

—Alma, por ti… —dice finalmente, bajando la voz—, llegaría a cualquier extremo.

Lo miro en silencio; no porque no le crea, sino porque eso cambia todo, o tal vez lo confirma.

—Perfecto. Entonces prepárate. Nos vamos a Nueva York en dos días —sentencio pasando junto a él para dirigirme a la salida.

—¿Qué…?

—Eso. Me regreso a Nueva York y tú te vas conmigo —voy explicando mientras camino y él me sigue como si de verdad fuera un sirviente atento detrás de una emperatriz—. Vamos a poner esto en marcha y no puedo hacerlo sola. Necesito a alguien en quien pueda confiar. Y, aunque me duela admitirlo… en este momento, para esta tarea, ese alguien eres tú.

Él parece procesarlo lento, como si mi voz le llegara desde lejos. No creo que se esper