REINA DE HIELO. CAPÍTULO 32. Una mujer sin nada
REINA DE HIELO. CAPÍTULO 32. Una mujer sin nada
Viktor me enseña su cuarto de pánico con la misma naturalidad con la que otros dicen “ahí está el baño” o “guardo el pan en esa despensa”. Me detengo en seco, y miro adentro, a lo que parece ser mucho más grande que un cuarto de pánico regular.
Y lo sé porque todos en mi familia tienen uno, mis tías, mi madre… y no lo tienen precisamente por los adultos, porque mis tías dan miedo, mis tíos literalmente cortan cabezas y mi padrastro solo es un risitas disfrazado, pero capaz de enterrar a cualquiera en cemento si llegara a hacer falta. Pero hay muchos niños en la familia, incluyendo mis propios hermanos, así que con ellos tenemos un cuidado especial.
—Wow… Parece la bóveda de un villano de cómic —murmuro—. Solo te falta meterle una piscina dentro.
—Es para emergencias, pero también para guardar cosas importantes —dice mientras entra y activa un teclado junto a la puerta—. Si alguna vez pasa algo extraño, si escuchas ruidos, si no me encu