REINA DE HIELO. CAPÍTULO 33. Viejos recuerdos
REINA DE HIELO. CAPÍTULO 33. Viejos recuerdos
Me duermo otra vez.
No sé cuándo me vence el cansancio, pero lo hace como un ladrón sigiloso, de esos que entran sin romper nada y cuando te das cuenta ya te robaron hasta el orgullo. Siento que alguien me carga en brazos, muy despacio, como si no quisiera despertarme. Es Viktor. Reconozco su olor antes de abrir los ojos: limpio, cálido, un poco a madera y a café.
—Shhh —murmura cuando me muevo apenas—. Duérmete, Alma.
Y yo lo hago, sin luchar, sin preguntas.
Cuando despierto, estoy en una cama que no es mía. Las sábanas huelen a él, pero el espacio está vacío. No está acostado conmigo. No lo escucho en la habitación. Se ha ido a dormir a otro lado. ¡Hasta va a resultar que se está poniendo serio el condenado!
Dos días pasan como si el tiempo no supiera qué hacer con nosotros. Me siento mejor, el moretón sigue pero ya no me duele tanto al respirar. Me muevo con más soltura y empiezo a aburrirme, lo cual es una buena señal. Viktor y yo segui