REINA DE HIELO. CAPITULO 63. Migajas
REINA DE HIELO. CAPITULO 63. Migajas
Me voy sin mirar atrás. Él intenta seguirme, lo sé. Escucho su voz, ese “¡Alma, espera!” que me araña los oídos, pero mis guardaespaldas hacen su trabajo y lo frenan con firmeza. Uno de ellos lo detiene con una mano en el pecho; y yo ni me inmuto, ni me giro. No tiene derecho a pedir ni reclamar nada.
Subo al auto con las piernas temblándome, pero con la mirada bien alta. No sé si por el mareo del embarazo o por todo lo que me estoy tragando. Pero a fin de cuentas hago lo que mejor sé hacer: tragar en seco, aprender, soportar y seguir adelante. Lo he hecho desde que era una niña, con la diferencia de que este “adelante” debe ser un paso en firme en toda regla.
No quiero volver a casa de mi familia, no con todos encima, porque aunque estén cuidándome, eso también me hace sentir demasiado vulnerable. Así que saco el teléfono y le digo a la Regina que me acompañe a ver un departamento que vi hace unos días en una página de ventas. Me hace bien pensa