CAPÍTULO 124. La historia de una villana
CAPÍTULO 124. La historia de una villana
El aire en la habitación se vuelve espeso mientras la puerta se cierra con un golpe seco.
No necesito mover la vista de Beberly para saber quién es. La energía que arrastra consigo es una tormenta en pleno auge, un peligro latente que cualquiera con un poco de instinto de supervivencia sabría evitar. Pero Beberly no es “cualquiera”. Beberly es la madre de la tormenta y por desgracia es una idiota.
Beberly se endereza, girándose hacia él y su rostro cambia en un segundo. De la frialdad calculadora y la satisfacción irónica con la que me hablaba, pasa a la de una madre indignada, casi ofendida.
—Hijo, yo solo…
—No me llames ‘hijo’. Responde la maldit@ pregunta —espeta él sin contemplaciones—. ¿Por qué demonios le estás exigiendo a Regina que me deje? —Viggo no grita, pero su voz es como el filo de una navaja, porque él sabe herir sin necesidad de levantarla.
Mis ojos se clavan en su madre y la incomodidad se refleja en su expresión, aunque se nie