Mundo ficciónIniciar sesiónLa casa de piedra se alzaba entre los cipreses como un refugio olvidado por el tiempo, sus ventanas pequeñas y muros gruesos diseñados más para proteger que para impresionar. Igor había elegido bien: la estructura centenaria ofrecía múltiples vías de escape y una visibilidad limitada desde el exterior. Tres habitaciones, una cocina funcional y un salón modesto que ahora servía como improvisado cuartel general.
Liam recorrió por décima vez el perímetro interior, sus pasos amortiguados por las alfombras desgastadas. El reloj de pared marcaba las dos y treinta y siete de la madrugada, pero el sueño permanecía esquivo como una promesa rota. Cada vez que cerraba los ojos, las imágenes se sucedían en una secuencia implacable: Danna acurrucada en aquel túnel, el temblor en sus manos, la forma en que había evitado su mirada durante todo el trayecto.
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