Mundo ficciónIniciar sesiónEl túnel olía a tierra húmeda y décadas de abandono. Igor Petrov avanzaba en cabeza, su linterna creando un halo tembloroso que apenas iluminaba los muros de piedra carcomidos por la humedad. Detrás de él, Liam contenía la respiración mientras sus músculos se tensaban con cada paso. Stephano cerraba la marcha, su respiración controlada pero audible en el silencio sepulcral del pasadizo subterráneo.
—Treinta metros más —murmuró Igor, su voz apenas un susurro que se perdía entre las paredes—. Las cocinas están justo arriba.
El cambio de guardia había comenzado puntualmente a las seis de la mañana, tal como Igor había predicho. Durante esos ocho minutos críticos, la comunicación entre los equipos de seguridad se volvía caótica, los protocolos se relajaban y las rutinas se interrumpían. Era su &ua







