Mundo ficciónIniciar sesiónLa mesa de roble macizo había sido despejada de todo excepto del mapa arquitectónico que se extendía como una herida abierta bajo la luz dorada del atardecer. Igor Petrov trazó con el dedo índice el perímetro de la mansión Vidal, sus ojos grises estudiando cada línea, cada ángulo, cada posible punto de entrada con la precisión de quien había convertido la guerra en un arte.
—Treinta y cinco guardias en el turno de día —murmuró, su acento ruso tiñendo las palabras con una dureza que los años en Italia no habían logrado suavizar—. Cuarenta durante la noche. Rotación cada ocho horas, pero hay un momento...
Liam se inclinó sobre el mapa, sus nudillos blancos al apoyarse en el borde de la mesa. La tensión irradiaba de él como calor de una forja, y cada músculo de su cuerpo parecía coiled, listo para la ac







