Mundo ficciónIniciar sesiónEl reloj del estudio marcaba las cuatro de la tarde cuando María apareció en el umbral de la habitación con la expresión de quien porta malas noticias. Sus ojos nerviosos evitaron el contacto directo mientras se retorcía las manos en el delantal blanco.
—Don Vidal la espera en su estudio —murmuró con voz apenas audible—. Dice que es importante.
Danna sintió cómo el aire se espesaba en sus pulmones. Durante los últimos dos días, desde la cena benéfica, Don Vidal había mantenido una distancia calculada que resultaba más inquietante que su presencia constante. Sabía que algo se gestaba en la mente del anciano, algo que la tenía como protagonista involuntaria.
¿Qué querrá ahora?, se preguntó mientras se incorporaba del sillón donde había estado leyendo. El bebé se movió en respuesta a su tensión, una pequeña patada que la tranquilizó momentáneamente.
El camino hasta el estudio le pareció interminable. Cada paso sobre el mármol resonaba como un martillo contra







