La tensión era demasiado densa, los hombres de Ares estaban como una piedra, y él se movió rápido saliendo de aquella estructura alta de escombros, mientras su equipo, que no era pequeño, se desplazaba por todo el lugar.
Incluso confiaba a ojo cerrado en sus francotiradores, cuando llegó al suelo arenoso, y todo se volvió un compendio de caras sorprendidas a pesar de que todo su equipo llevaba pasamontañas.
Las armas se activaron, Summer y Smith se quedaron quietos en las puertas del galpón, pero sus hombres eran muy pocos, comparados con todo el equipo que ahora mismo los estaban rodeando.
Anthony se puso delante, y Ares llegó al lugar sin dejar de mirar a sus espaldas, mientras Summer solo miraba de reojo a Smith.
—¿Qué es esto? —masculló bajo—. Dijiste que la zona era segura.
Smith negó varias veces, e intentó levantar las manos.
—¿Quiénes son?
—¿Listos? —preguntó Ares de forma apretada, ignorando lo que el hombre preguntó, mientras la tensión se ponía más grande.
—Listos, ge