La sede militar estaba sumida en un caos controlado. Ares caminaba por los pasillos con la mirada fija en el suelo y perdido en sus pensamientos mientras esperaba la notificación, y cuando no la recibió, envió otra que decía:
“Aléjate del edificio para llamarte”
La noche había sido intensa, y estaba agotado, sabía que esto apenas comenzaba, pero después de la reunión, quería ir a abrazar a Amelia, y estar todo el día con ella.
Y mientras se dirigía a la sala de reuniones, su mente repasaba los eventos de las últimas horas.
Al entrar en la sala, se encontró con la mirada seria y expectante de varios altos mandos militares. La atmósfera estaba cargada de tensión y desconfianza. A medida que Ares avanzaba hacia la mesa principal, las miradas se dirigían hacia él, algunas llenas de expectación, otras de incertidumbre.
—Señor, todos están listos para comenzar —informó el oficial a cargo de la reunión.
Ares asintió y se sentó en la cabecera de la mesa. La tensión en la sala era palpabl