CAPÍTULO 72

Los siguientes días pasaron rápidamente, mientras los tres se prepararon para unas merecidas vacaciones en la isla de Hawái. Y el día antes del vuelo, Máximo estaba emocionado, correteaba por la casa asegurándose de tener todos sus juguetes favoritos empacados, y le preguntaba a Amelia cada rato a qué hora se iban.

Incluso se quedó dormido en el sofá con una mochila llena de dinosaurios.

—Está extasiado…

—Hasta yo… creo que tenemos mucho tiempo sin salir, en realidad… nunca fuimos de vacaciones.

Ares miró su reloj, y sonrió.

—Creo que es hora de levantarlo, hay que llegar al aeropuerto con anticipación…

Amelia intentó sentarse en el sofá, pero Ares se acercó a Maxi acariciando su cabello.

—Maxi, ¿tienes suficientes dinosaurios para la playa? —le susurró y lo movió varias veces, mientras el chico parpadeó lentamente.

—Sí, papá… —su voz fue perezosa y poco entendible.

Amelia se rio y negó hacia Ares.

—Está muy dormido, tal vez nos vayamos sin él.

Pero prontamente Maxi notó que ambos lo
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