Mundo ficciónIniciar sesiónAcepté el trato de Nox mientras mi esposo de treinta y seis horas suplicaba que no lo hiciera, y la única razón por la que pude hacerlo fue porque el vínculo me permitía sentir que él habría hecho lo mismo.
La transmisión holográfica de Nox materializó coordenadas precisas sobre la mesa de cristal del hotel. Doce ubicaciones parpadeaban en rojo sobre el mapa tridimensional: reactores ocultos que sus contactos puristas habían mantenido en secreto durante meses de planificación. Cada punto brillaba con datos técnicos detallados: personal de seguridad, sistemas de defensa, cronogramas de detonación.
—Como prometí —murmuró mi nieto con esa sonrisa que había heredado de mí, la que usaba cuando las piezas del tablero se alineaban exactamente como había calculado—. Doce reactores adicionales. Sus ubicaciones, defensas, todo lo







