Mundo ficciónIniciar sesiónCon 48 horas para detener 30 ataques simultáneos en tres continentes, Damián y yo hicimos lo único sensato: convocamos a todos mis enemigos para pedirles ayuda.
La transmisión global se activó a los treinta segundos de tomar la decisión. Mi rostro apareció en pantallas desde Tokio hasta Londres, desde São Paulo hasta Lagos, con Damián a mi lado proyectando una autoridad que contrastaba brutalmente con la humildad sin precedentes de nuestro mensaje.
—Necesitamos su ayuda —dije sin preámbulos—. Los Puristas van a matar a millones de personas en menos de dos días, y no podemos detenerlos solos.
La respuesta fue inmediata y reveladora. Sesenta por ciento de los contactados dijeron que sí sin dudar. Treinta por ciento pusieron condiciones. El diez por ciento restante rechazó categóricamente, y sus patrones de respuesta fueron tan uniformes que confirmar







