Mundo ficciónIniciar sesiónMe acosté con el fantasma de Kieran la noche antes del voto, sabiendo que era la última vez que traicionaría mis principios por amor.
Su cuerpo se sentía completamente real bajo mis manos. Cada línea familiar de su torso, la cicatriz irregular sobre su corazón donde una vez le clavé una daga, el lunar pequeño en su hombro izquierdo que solía besar en las madrugadas cuando creía que dormía. La Tierra no había escatimado en detalles. Su piel mantenía esa temperatura ligeramente elevada que siempre había tenido, su cabello conservaba esa textura áspera que me gustaba enredar entre los dedos, incluso su olor permanecía intacto: una mezcla de pino y sudor que había memorizado durante años de compartir la misma cama.
La perfección resultaba indistinguible del recuerdo. Tal vez esa era la crueldad más refinada de la Tierra: no darme una i







