Mundo ficciónIniciar sesiónEl silencio era lo más perturbador. No el silencio de sonido, porque el mundo seguía lleno de ruidos: viento entre las hojas, pájaros cantando, el murmullo distante de voces humanas. Era el silencio lunar. La ausencia de esa conexión ancestral que había definido a millones de seres durante milenios.
Me senté en el porche de nuestra cabaña, observando la luna llena que colgaba en el cielo como siempre había hecho. Brillaba con la misma intensidad plateada, proyectaba las mismas sombras familiares sobre el paisaje. Pero era solo una roca. Un satélite silencioso que ya no susurraba secretos ni otorgaba poder.
Tres meses desde que todo cambió, pensé, tocando inconscientemente la cicatriz en mi pecho donde una vez había sentido el pulso constante de la conexión lunar. Tres meses desde que la luna se retiró de nosotros para siempre.
Los reportes llegaban de todo el mundo. Millones de lobos despertando una mañana para descubrir que ya no podían transformarse. Alfas pod







