Mundo ficciónIniciar sesiónEl sonido de mil pasos sincronizados resonaba como un tambor de guerra a través del bosque. Los había sentido aproximarse durante horas, una vibración constante que se filtraba a través del suelo hasta mis huesos. Nyx se había tensado a mi lado, sus ojos dorados escaneando la línea de árboles con la precisión de un depredador nato.
—Madre —murmuró, su voz cargada de una preocupación que raramente mostraba—. Son muchos.
Emergieron de entre las sombras como fantasmas reclamando su lugar en el mundo de los vivos. Mil figuras que se movían con la gracia extraña de quienes habían perdido algo fundamental de su naturaleza. Sus rostros llevaban las marcas inconfundibles de lo que yo había hecho: ojos que una vez brillaron con fuego interno, ahora opacos como piedras pulidas; posturas que hablaban de fuerza recordada pero ya no poseída.
Los Despojados.
Mi obra. Mi pecado. Mi responsabilidad.
A la cabeza de la procesión caminaba una figura que hizo que mi c







