Mundo de ficçãoIniciar sessão—Concéntrate —dijo Elena por décima vez en una hora—. No es solo querer. Es sentir la tierra. Conectar con ella.
Cerré los ojos, intentando hacer lo que pedía. Sentir la magia terrestre que supuestamente corría por debajo de nosotros.
Nada.
Solo sentía la luna. Siempre la luna. Llamándome. Recordándome el precio que pagaría esta noche.
—¡No puedo hacer esto! —exploté, tirando las hierbas que Elena había insistido que sostuviera—. Tu sangre es tierra. La mía es luna. No están destinadas a mezc







