Mundo ficciónIniciar sesiónLos gritos no paraban.
Selene trabajaba metódicamente. Sin prisa. Como cirujano extirpando tumores.
Excepto que estaba arrancando almas.
El tercer Alfa—uno que había votado por mi ejecución—estaba de rodillas, con los ojos reventados de terror. Los hilos plateados de Selene se habían envuelto alrededor de su pecho, brillando con luz que dolía mirar.
Y entonces tiró.
La esencia de su lobo emergió de su cuerpo como humo plateado solidificado. Tenía forma vagamente de lobo, retorciéndose y aullando mientras era arrancada de su anfitrión.
El Alfa gritó. Un sonido que no







